Israel Attempted Assassination Of President Truman
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El complot de la carta bomba de Lehi de 1947 contra Harry S. Truman

A mediados de 1947, mientras las tensiones escalaban en el Mandato Británico de Palestina, el grupo paramilitar sionista Lehi, también conocido como la Banda Stern, orquestó un audaz pero fallido intento de atacar al presidente de EE.
UU., Harry S. Truman, con cartas bomba. Este incidente poco conocido, eclipsado por actos más infames de Lehi, refleja la disposición del grupo a atacar a figuras internacionales percibidas como obstáculos para su visión de un estado judío. Aunque el complot no causó daño, subraya la volátil intersección entre la política exterior de EE. UU. y la insurgencia judía antes del establecimiento de Israel en 1948.

Contexto: Lehi y la lucha por Palestina

Lehi, fundado en 1940 por Avraham Stern, fue un grupo escindido radical del Irgun Zvai Leumi, ambos buscando acabar con el dominio británico en Palestina y establecer un estado judío. A diferencia del más moderado Irgun, Lehi adoptó tácticas extremas, incluyendo asesinatos y bombardeos, atacando a oficiales británicos, civiles árabes e incluso judíos moderados. Para 1947, la campaña de Lehi se intensificó, impulsada por la frustración con las políticas británicas restrictivas de inmigración judía, codificadas en el Libro Blanco de 1939, y el lento progreso de la comunidad internacional hacia la resolución de la cuestión palestina.

El presidente Harry S. Truman, quien asumió el cargo en abril de 1945, fue una figura clave en este contexto. Simpatizante de los refugiados judíos y la causa sionista, Truman apoyó el establecimiento de un hogar judío, reconociendo a Israel minutos después de su declaración de independencia el 14 de mayo de 1948. Sin embargo, en 1947, su administración enfrentó presiones contrapuestas: apoyar las aspiraciones judías mientras mantenía relaciones con estados árabes y evitaba involucrarse en el caos del Mandato Británico. Las demandas de Truman de mayor inmigración judía a Palestina y su respaldo al plan de partición de la ONU fueron consideradas insuficientes por grupos como Lehi, que veían cualquier demora o compromiso como una traición.

El complot: Cartas bomba a la Casa Blanca

A mediados de 1947, operativos de Lehi enviaron por correo una serie de cartas bomba dirigidas al presidente Truman y a altos funcionarios de la Casa Blanca.
Estos dispositivos, disfrazados como correo ordinario, formaban parte de una campaña más amplia que incluía bombas similares enviadas a funcionarios británicos, como el secretario de Relaciones Exteriores, Ernest Bevin, y el secretario colonial, Arthur Creech Jones. El complot fue orquestado por el liderazgo de Lehi, probablemente incluyendo figuras como Yitzhak Shamir, futuro primer ministro de Israel, quien desempeñó un papel clave en las operaciones de Lehi durante este período.

Las cartas bomba fueron interceptadas antes de llegar a sus objetivos, probablemente por los servicios postales o de seguridad de EE. UU., aunque los detalles específicos de la interceptación son escasos. No hubo explosiones ni se reportaron heridos o muertes. El incidente recibió mínima atención pública en ese momento, posiblemente para evitar inflamar las relaciones entre EE. UU.
y los sionistas o alentar más ataques. Los registros históricos, incluidas narrativas sobre intentos de asesinato presidencial y actividades de Lehi, confirman la existencia del complot, pero ofrecen pocos detalles, reflejando su estatus como una operación menor y fallida.

Motivo: ¿Por qué atacar a Truman?

La decisión de Lehi de atacar a Truman provino de su percepción de la política de EE. UU. como insuficientemente favorable a los objetivos sionistas. A pesar de la defensa de Truman de la inmigración judía y un hogar judío, Lehi veía el enfoque cauteloso de su administración, que equilibraba los intereses árabes y británicos, como un obstáculo. La estrategia más amplia del grupo buscaba internacionalizar su "guerra de liberación" contra el dominio británico y presionar a las potencias globales para que actuaran de manera decisiva. Al atacar a Truman, Lehi buscaba enviar un mensaje de que ningún líder estaba fuera de su alcance, con la esperanza de interrumpir la inercia diplomática y atraer atención a su causa.

La táctica de la carta bomba no era nueva para Lehi. Habían sido pioneros en su uso en ataques anteriores, incluido un intento en 1946 contra funcionarios británicos y el asesinato en 1944 de Lord Moyne, ministro de Estado británico para el Medio Oriente. La campaña de 1947 extendió este enfoque a EE. UU., reflejando la creciente audacia y desesperación de Lehi a medida que el conflicto en Palestina se intensificaba.

Consecuencias e impacto

El complot frustrado tuvo poco impacto inmediato. Truman, imperturbable, continuó moldeando la política de EE. UU. sobre Palestina, culminando en su rápido reconocimiento de Israel en 1948. El incidente no alteró significativamente las relaciones entre EE. UU. y los sionistas, probablemente debido a su secreto y al contexto más amplio de apoyo de EE. UU. a un estado judío. Lehi, condenada como organización terrorista por la ONU, los gobiernos británico y estadounidense, así como por líderes sionistas principales como David Ben-Gurion, fue disuelta tras la formación de Israel en 1948. Sus miembros se integraron en las Fuerzas de Defensa de Israel, y algunos, como Shamir, ascendieron a roles políticos prominentes.

La oscuridad del complot en las narrativas históricas refleja su falta de consecuencias tangibles y la sensibilidad de las relaciones entre EE. UU. e Israel en ese momento. A diferencia del asesinato de Folke Bernadotte por Lehi en 1948, que provocó indignación internacional, el complot contra Truman permaneció como una nota al pie, mencionado de pasada en relatos de las actividades de Lehi o la seguridad presidencial de EE. UU.

Legado y significado histórico

El complot de la carta bomba de 1947 contra Truman destaca las complejidades del movimiento sionista previo a Israel, que abarcaba tanto facciones moderadas como extremistas. Las acciones de Lehi, aunque condenadas por figuras como Chaim Weizmann y Ben-Gurion, formaron parte de una lucha más amplia que finalmente contribuyó al establecimiento de Israel, aunque sus métodos alienaron a aliados y complicaron la diplomacia. El incidente también subraya los desafíos iniciales de la involucración de EE. UU. en el Medio Oriente, mientras Truman navegaba por presiones domésticas e internacionales para definir el papel de América en el conflicto árabe-israelí.

Hoy en día, el complot se cita ocasionalmente en discusiones sobre intentos de asesinato presidencial de EE. UU. o el controvertido legado de Lehi. En plataformas como X, las referencias al incidente a veces aparecen en narrativas que cuestionan las relaciones entre EE. UU. e Israel, pero a menudo carecen de matices o exageran la influencia de Lehi. Los historiadores ven el complot como un episodio menor pero revelador, que ilustra hasta dónde llegarían los grupos extremistas en la búsqueda de sus objetivos.

Conclusión

El complot de la carta bomba de Lehi de 1947 contra el presidente Harry S. Truman fue un intento fallido de intimidar a una figura internacional clave durante un momento crucial en el conflicto palestino. Aunque no causó daño, refleja las tácticas radicales de Lehi y las altas apuestas de la lucha sionista por la estatalidad. La resiliencia de Truman y su apoyo continuo a un estado judío ayudaron a moldear el Medio Oriente moderno, convirtiendo el complot de Lehi en un acto fugaz, aunque audaz, de desafío en una era transformadora.

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